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Un mezclador analógico, también conocido como consola analógica, es un dispositivo utilizado en la música y la ingeniería de sonido para mezclar varias señales de audio. En un mezclador analógico, las señales de audio como voces, instrumentos u otras fuentes sonoras se procesan mediante circuitos físicos. Cada canal en la consola permite ajustar el volumen, el tono y otras propiedades de la señal respectiva.
La gran ventaja de un mezclador analógico radica en su manejo táctil directo. Cada perilla y cada fader (control deslizante) proporciona un control inmediato sobre el sonido. Los mezcladores analógicos suelen ser más fáciles de usar que los digitales, lo que los convierte en una buena opción para principiantes. Son populares para actuaciones en vivo y estudios pequeños, donde se necesita un control de sonido directo y sencillo. El característico sonido "cálido" que producen las consolas analógicas es otra razón por la que siguen siendo valoradas.
Un mezclador analógico típico consta de una serie de canales, cada uno con entradas para micrófonos o instrumentos. Cada canal tiene controles para el volumen individual (ganancia), el tono (como graves y agudos) y, a veces, efectos.
Una parte importante de cada canal es el ecualizador (EQ), que permite modificar la característica del sonido ajustando los agudos, medios y graves. Los envíos auxiliares (aux-sends) en los canales permiten enviar señales a dispositivos de efectos externos y devolverlas al mezclador, lo que aporta profundidad al sonido. Los controles de panoramización permiten colocar espacialmente la señal dentro del campo estéreo.
En la parte inferior de cada canal se encuentran los faders (controles deslizantes), que sirven para afinar el volumen de cada canal. La sección principal, donde confluyen todos los canales, incluye controles para el volumen general y, a veces, un ecualizador maestro para ajustes globales del sonido.
Finalmente, las salidas envían la señal final mezclada a dispositivos externos como altavoces o grabadoras. Algunos mezcladores también cuentan con efectos incorporados y opciones de enrutamiento especiales que brindan flexibilidad adicional en el diseño del sonido.
La diferencia esencial entre una consola analógica y una digital radica en su tipo de procesamiento de señal y las funciones ofrecidas. Las consolas analógicas procesan las señales de audio directamente mediante componentes físicos como resistencias y potenciómetros, lo que permite un flujo continuo de señal sin digitalización. Ofrecen un control táctil directo y suelen ser más fáciles de manejar, aunque tienen una gama limitada de efectos y capacidades de procesamiento.
En cambio, las consolas digitales convierten las señales analógicas entrantes en datos digitales, que luego se procesan mediante procesamiento digital de señales (DSP). Esto permite una amplia variedad de funciones, incluyendo efectos avanzados y la posibilidad de guardar y recuperar configuraciones, lo que las hace especialmente adecuadas para configuraciones complejas y eventos recurrentes.