«No debe sonar bonito, sino honesto.»
Esa es la función esencial de un monitor de estudio: ofrecer una escucha realista para mezclar y masterizar, no un sonido “agradable” como en el salón. Solo una reproducción neutra permite tomar decisiones que suenen bien en cualquier sistema.
Los monitores de estudio buscan una reproducción fiel y sin coloración. Los altavoces Hi-Fi están diseñados para el disfrute y suelen realzar frecuencias. Mezclar con ellos es como mirar a través de un cristal esmerilado: se percibe el conjunto, pero se pierden los detalles. Con monitores de estudio importa la linealidad, la acústica del entorno y la posición de escucha.
Respuesta en frecuencia lineal: idealmente sin realces ni caídas dentro del rango audible. Ningún sistema es perfecto, pero los monitores de calidad se aproximan mucho.
Cada par de monitores tiene su carácter, aunque mucho más sutil que en equipos Hi-Fi. Dedica tiempo a conocer cómo suenan en tu sala. Compara con referencias (coche, auriculares, otros monitores). Si un modelo te resulta cansado desde el principio, busca otro. Además del sonido, considera estos aspectos:
¿Grabación casera o masterización profesional? El rango de precios llega hasta cifras elevadas, pero con monitores de campo cercano de gama media se logran excelentes resultados. Muchos profesionales usan varios pares (incluidos de baja gama) para comprobar la mezcla. Para empezar, calcula unos cientos de euros para un par estéreo.
Elige según tamaño de sala y estilo musical. Demasiado pequeños: distorsión; demasiado grandes: trabajan sin rendimiento óptimo. Mide la distancia de escucha; los de campo cercano suelen colocarse a 1-2 m.
Para configuraciones 5.1 o envolventes se necesitan más de dos monitores. También conviene decidir si un subwoofer es apropiado (ver más abajo).
La base de toda escucha es una imagen estéreo estable. Verifica el rango de frecuencias (diámetro del woofer y volumen del recinto), las conexiones (XLR/TRS/RCA) y las opciones de ajuste (filtros, control de graves) para evitar excesos en bajas frecuencias.
En géneros con muchos graves (electrónica, hip-hop, DJ sets) un subwoofer resulta útil. Amplía la respuesta en bajas frecuencias y complementa monitores pequeños. Es esencial ajustar nivel, tamaño y fase al espacio.
No ahorres en este punto. Usa cables balanceados y de buena calidad y planifica la instalación. Los soportes ajustables colocan los tweeters a la altura del oído. Evita rincones y paredes cercanas.
Cada sala colorea el sonido. Con herramientas de medición podrás detectar problemas, y la software de corrección acústica ayuda a compensarlos. Por ejemplo, un exceso de graves puede corregirse sin obras.
Los monitores de estudio reproducen el sonido de forma neutra, permitiendo decisiones de mezcla que suenan bien en cualquier sistema.
Los equipos Hi-Fi embellecen el sonido. Para mezclar se necesita precisión: los monitores planos revelan tanto los aciertos como los fallos.
Todas las frecuencias se reproducen con el mismo nivel, sin realzar graves ni agudos. Ningún monitor es perfecto, pero los buenos se acercan mucho.
Consejo: más grande no siempre es mejor, especialmente en salas sin tratamiento acústico.
Usa XLR o TRS balanceados para evitar ruidos. Los RCA solo para distancias cortas.
Cables neutros, soportes regulables, aisladores y una correcta colocación mejoran notablemente la escucha.
En música con muchos graves o con monitores pequeños. Ajusta correctamente el nivel, corte y fase según tu sala.
Sí, ofrece mejor conversión, salidas balanceadas y control preciso del volumen, superior a la salida del ordenador.
Forma un triángulo equilátero con el punto de escucha, coloca los tweeters a la altura del oído y evita reflejos tempranos.
Detecta resonancias o excesos y los compensa mediante medición y software, sin necesidad de modificar la sala.